¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es la capacidad que tiene una persona para gestionar sus emociones.
Vale, esto queda claro. ¿Pero cómo voy a gestionar mis emociones si no las conozco, si no las reconozco en mí, si cuando siento una emoción la vivo como una molestia y la tapo con pastillas para seguir rindiendo, con comida, tabaco, alcohol, exceso de trabajo…
El primer paso, a mi modo de entender la inteligencia emocional es entender, conocer las emociones y darme permiso para sentirlas.
Las cuatro emociones básicas:
Depende de los autores las emociones básicas están divididas en seis, cinco o cuatro. Según Marcelo Antoni, Gestáltico (entre otras cosas) profesor mío y autor del libro “las cuatro emociones básicas” Son cuatro, ya que las otras dos (el asco o aversión y la sorpresa) están incluidas en dos de las que os muestro a continuación.
La alegría y la rabia son emociones expansivas, una nos invita a crear vínculo y la otra a separarnos, la molestia me sirve para decir que no, o dicho de otra manera, la rabia me ayuda a poner límites. La tristeza y el miedo son emociones de repliegue, me protejo y me curo.
Es decir, la emoción es un movimiento que me lleva a replegarme o a expandirme.
Conozcamos mejor cada una de las emociones:
Alegría
La alegría es cálida, nos lleva hacia afuera, hacia el mundo, hacia los demás. A querer compartir experiencias, el cuerpo, el contacto.
Tiene tres formas cuando está equilibrada:
- En la frente, la alegría de la curiosidad; esta me lleva a explorar el mundo y a comunicar.
- En el pecho, la ternura; me lleva a querer contactar, a querer ser amable.
- En el sexo, el erotismo; que me lleva a querer compartirme sexualmente con otra persona.
La serenidad es el punto medio entre la euforia y la falta de alegría (apatía, aislamiento).
Evidentemente la euforia, la apatía o el aislamiento son emociones a las que tengo que prestar atención ya que no son saludables para el organismo, todas ellas me afectan física, mental, emocional y energéticamente.
Tristeza
La función de la tristeza es desprendernos de lo que ya no tenemos o lo que no hemos tenido nunca, porque si no, estamos en la melancolía o en el autoreproche.
El autoreproche sirve cuando lo uso para poderme reconocer algo que no hice bien y me voy a permitir volver a experimentarlo aprendiendo de mi error. Cuando el autoreproche se vuelve obsesivo lo que hago es exigirme ser perfecto.
En la melancolía, me cierro porque aquella oportunidad “fue” mi oportunidad, la “única”, así que me cierro a otras oportunidades. El típico “se me escapó aquel tren” Hay que entender que aunque las cosas hubieran pasado de otra manera, tampoco serían perfectas!!!
Detrás de la tristeza no gestionada hay una exigencia de perfección, cuando me quedo fijada en la perfección o la imperfección, me estoy perdiendo el aprendizaje que surge del encuentro y el desencuentro.
La función de la tristeza es dejarme acompañar, en el caso del duelo, dejarse acompañar en el dolor o poder acompañar desde ahí es lo sanador. Para poder transitarla y no quedarme pegado en ella.
También es interesante fijarnos desde donde acompañamos al otro, si soy capaz de sostener el dolor ajeno, si me puedo quedar ahí poniendo mi hombro, escuchando y permitiendo que el otro este triste o si le suelto frases como: “no llores que esto ya pasará” “no estés triste” o incluso contarle un chiste para sacarlo de la tristeza…
Un duelo no elaborado hace que la persona esté fijada en la tristeza porque no se ha desprendido de su ser querido (ser, trabajo, casa, economía, etc.) mentalmente es consciente de que eso se ha ido, pero internamente no se ha dado cuenta, no lo ha integrado. No quiero sufrir, pero el no integrarlo es precisamente lo que me hace sufrir.
Miedo
El miedo tiene la función de alarma y evaluación de si estoy capacitado o no de afrontar una situación, de si hay un peligro que pueda causarme daño o si yo puedo causar daño a otro. Tiene que ver con la supervivencia y la parte del cerebro que lo gestiona es la amígdala.
Reconocer el miedo me aporta prudencia, también el reconocer el miedo me sirve para darme cuenta de si mi miedo es realista o si es desproporcionado.
Cuando el miedo no responde a algo real o es desproporcionado necesito mirar que es lo que me provoca este miedo, si hay alguna situación traumática en mi pasado que genere que yo actúe de manera automática o si hay creencias e introyectos que me limitan y me impiden realizarme.
También hay que estar atentos al exceso de valentía, ya que aquellas personas que se lanzan sin pensarlo dos veces a hacer las cosas, en ocasiones incluso peligrosas o descabelladas están utilizando un mecanismo contrafóbico y tienen tanta dificultad como la persona que se queda paralizada por el miedo.
La ansiedad, por ejemplo es una de las emociones incluidas dentro del miedo que más problemas causa en esta sociedad, ésta se debe a un miedo a lo que va a pasar, a lo que voy a sentir… ¿Y qué hacemos con ella? Taparla. Cuando la tapo, cuando no escucho mi ansiedad esta se hace más grande, puedo tener taquicardia, desmayos, ¡incluso puedo tener un infarto!
CUANDO UNA EMOCIÓN APRIETA, ME ESTÁ INDICANDO QUE LO QUE HAGO Y LO QUE QUIERO HACER (lo que siento, lo que me dice el corazón) ESTAN EN DESEQUILIBRIO.
Rábia
La rabia es una energía que me permite sacar de mi lado aquello que me molesta, me ayuda a poner límites, a decir que no y suele venir precedida de la frustración, algo, un deseo que no se cumple como yo quisiera.
En su estado equilibrado es la molestia, la molestia bien gestionada nos permite diferenciarnos del otro, nos permite parar cuando lo necesitamos, pero si no gestiono la molestia y se acumula, da lugar a la rabia o a la ira. Por ejemplo si mi hijo reclama continuamente mi atención y yo no me doy cuenta de que estoy muy cansada y no me permito un tiempo para descansar y poder atenderle después adecuadamente, le voy a pegar un grito.
Vivimos en una sociedad en la que hemos aprendido desde muy pequeños a sostener la incomodidad, a reprimir la molestia, a no decirle al otro como me siento y esto genera arranques de ira, porque acumulo y acumulo hasta que ya no lo puedo controlar.
Entonces quiero aprender técnicas para controlar mi agresividad, ¡claaaaarooo! Así la puedo seguir reprimiendo. Puedo hacer deporte, gritar, aprender un montón de técnicas, pero no nos engañemos, si no soy capaz de decir no, de hablar desde mí, de cómo me hace sentir esa determinada situación sin atacar al otro no voy a resolver. Quitar el síntoma no sirve!!!!!
Como gestionar las emociones:
Los terapeutas acompañamos a aquellas personas que por alguna razón, en algunos ámbitos de su vida se han quedado fijados en un funcionamiento que parece casi mecánico y hay un déficit de ese darse cuenta y por ende una repetición de actos que generan sufrimiento.
Es decir, no hay que encontrarse en una crisis o estar loco para acudir a terapia, Fritz Perls, el padre de la Gestalt decía que la terapia Gestalt es demasiado buena para limitarla a los locos.
Toda persona que tenga interés en conocerse, o en aprender a gestionar sus emociones correctamente puede iniciar un proceso terapéutico grupal o individual.
Hay ocasiones en que tenemos fijadas ciertas emociones y la fijación puede llevar a la neurosis; una de las definiciones de neurosis es que uno está fijado en una emoción y esa emoción te hace ver el mundo de determinada manera. Es decir todo lo veo bajo ese prisma.
Para mí, lo esencial para poder gestionar las emociones es RECONOCER LO QUE ESTOY NECESITANDO, de la misma manera que el hambre está para que me dé cuenta de que necesito comer, todas mis emociones tienen una función y tengo que ATENDERLAS a nivel emocional, físico y cognitivo.
¿Que hacemos en la gestalt?
- Vive aquí y ahora en el presente, deja de imaginar (fantasía), siente y observa.
- Exprésate en 1ª persona: di lo que sientes o como te hace sentir una situación o un acto del otro, sin acusar, ni juzgar, ni interpretar ni justificar.
- Entrégate al dolor y al placer: déjate sentir las emociones, dales espacio, si te aíslas por miedo a sufrir, te aíslas también al placer y al querer. Y solo cuando me permito sentir una emoción y la atiendo esta puede desaparecer.
- No aceptes los deberías o tendrías: ni los autoimpuestos ni los de los demás, se coherente con lo que quieres y sientes y actúa en consecuencia.
- Responsabilízate de tus acciones y sentimientos: no te justifiques, no pongas la culpa en la sociedad, en lo que te pasó cuando eras pequeño, en lo que te hicieron tus padres… No podemos cambiar lo que ya hemos vivido, pero si podemos responsabilizarnos de los adultos que somos.
- ACEPTATE TAL Y COMO ERES: la perfección es una utopía y solo genera insatisfacción, porque nunca vamos a llegar a ser “lo perfectos que creemos que deberíamos ser”.
Ejercicios que te ayudan:
Tenemos emociones fijadas, emociones negadas, emociones inconscientes. Solemos sentirlas de a dos, (por ejemplo puedo estar excitada porque voy a dar una charla y ansiosa porque no sé cómo me va a salir o cómo va a reaccionar el público), una es muy clara y la otra puede estar tapada. El primer paso es identificarlas.
- Ejercicio 1: El cuerpo es una gran ayuda para ver que emoción estoy sintiendo, la parte del cuerpo donde la siento me va a dar pistas, así que voy a cerrar los ojos, voy a respirar profundamente dos o tres veces y voy a mirar en que parte del cuerpo tengo tensión, incomodidad, dolor… Me voy a dejar sentir la emoción, le voy a dar espacio, me voy a preguntar que estoy sintiendo, de donde me viene este sentir, me voy a preguntar que necesito o que me gustaría hacer…
- Ejercicio 2: En ocasiones estamos demasiado agitados para poder pararnos a respirar y a sentir, en este caso voy a realizar ejercicio físico, voy a correr, nadar, saltar, gritar, pasear por la playa, romper periódicos, aplastar botellas de plástico. Son cosas que me sirven a bajar la emoción para no desbordarme o para no usar a mis seres queridos como saco de boxeo. (Evidentemente esto solo no sirve, después voy a mirar de ver en que no he dicho que no, o que sí y cómo voy a gestionarlo)
- Ejercicio 3: Cartas que no enviaré. La escritura es una herramienta terapéutica maravillosa, el escribir mis emociones (a mano) es un ejercicio buenísimo para descargar tristeza o rabia, a la vez que me ayuda a darme cuenda de que escribo, cómo lo escribo…
- Ejercicio 4: Poner voz a lo que estoy pensando. Darle voz a mis pensamientos me sirve para ver cómo estoy realmente, cual es mi tono de voz, cómo lo digo, si hablo en primera persona o culpo al otro…
- Ejercicio 5: Mírame al espejo. El ver mi reflejo puede hacerme consciente de cómo estoy realmente de enfadado, triste, eufórico y me puede ayudar a conectarme mejor conmigo mismo.
- Ejercicio 6: Mi música de fondo. Puedo llevar conmigo una libreta y durante el día interrumpir lo que hago y anotar las dos emociones que estoy sintiendo, así podemos ver que emoción o par están fijadas y así ver cuál es mi estado de ánimo. También puedo observar que veo por la calle (embarazadas, gente agresiva, vagabundos…) lo que veo fuera suele ser un reflejo de lo que pasa dentro.
Y vamos acabando...
Podríamos seguir hablando de las emociones, ¡es algo tan importante! Y hay tantas cosas que las provocan o que nos afectan. Cada persona tiene sus propios mecanismos y a cada uno le afectan las cosas de una determinada manera, así que si te ha gustado, prometo que habrá más.
Te agradezco el tiempo que me has dedicado y te has dedicado, ya que estoy segura de que de alguna forma el profundizar en el conocimiento que tuvieras ya sobre las emociones te va ayudar a gestionarlas mejor. Para mí, un placer y un honor acompañarte este ratito.
Hasta pronto!